Otro día más en el que el cansancio vence a tu cuerpo pero no te deja dormir tu espíritu. ¿Cuántos meses han pasado?. Ya son años y el dolor sigue haciendo mella en tu alma. ¡Esa maldita soledad!. No puedes dejar que te venza. Sin embargo, lo cierto es que la tristeza se ha adueñado de tu corazón. No basta con intentar sobrevivir. ¡Debes seguir luchando Harry!. Sé que es muy grande el vacío y es terrible comprobar que ninguna otra mujer puede llenar ese agujero al que aún no has encontrado explicación ni forma de cerrar esa herida. Cientos o miles de preguntas acumuladas, las que te has formulado cada noche, siguen sin respuesta y, probablemente, nunca la hallarás.

      Necesitas descansar, dormir... ¡Sí!. Dormir estaría bien. Quizás soñar y quizás en tus sueños reunirte con ella. Verla de nuevo. Sentir su belleza y dejarte arrastrar por la dulzura de sus manos sobre tu piel. Escuchar su voz, aquella voz clara, fresca y limpia como el agua de las nieves. Sus cabellos rubios acariciando tu pecho mientras sus besos te hacían arder de pasión. Envolverte en ella, en su cuerpo, en su risa, en su voz. ¡Sí!, dormir estaría bien. Y soñar. Soñar que estás con ella en ese lugar mágico en el que nada ni nadie podrá volver a destruir el amor y la pasión, emociones profundas y sinceras, notas de una canción que crea la Naturaleza, la madre Tierra y que son bendecidas por ella.

      Por qué no lo creas Harry?. No puedes vencer lo que no depende de tí, pero puedes crear y eso siempre se te ha dado bien. Nadie puede acabar con los mundos de tu mente, ni siquiera Dios. Tu imaginación ha creado espacios llenos de luz y color, mundos tuyos, propios, independientes, ajenos a cualquier otra ley. Sin embargo, vives en un mundo creado por otros, un mundo que no comprendes, al que te sientes ajeno y en el que la soledad te está bloqueando, consumiendo, apagando. Intentas escapar de ella y de un mundo horrible, con leyes injustas, que convierten a los hombres en fieras y a las mujeres en víctimas de normas que nadie puede comprender. Es un mundo defectuoso, injusto y despreciable en el que todos sufren y se destruyen a sí mismos y a los demás.

      Harry, tu puedes hacerlo mejor. Eres capaz de crear un espacio donde reine la belleza de la paz y donde los hombres y mujeres puedan construir una vida sin miserias, sin odios, sin hambre y sin violencia. Los niños correrán y jugarán, crecerán sin temor, sanos, valientes, protegidos por todos y por las propias leyes que conforman tu propio mundo interior.

      El amor no volverá a ser vencido jamás por la necesidad. Nada le habrá de faltar a dos seres que se aman. En ese mundo creado por tí, Harry, no existirá la enfermedad porque ésta, lo sabes bien, siempre surge como consecuencia de la falta del amor y la falta del amor como consecuencia de la necesidad. Todo lo que le prometiste a ella se lo podrás dar. Nunca más volverá la pobreza a separaros ni a debilitar vuestro amor.

     En ese reino de magia que has creado, la Humanidad volverá a ser libre y consciente de esa libertad, crecerá en la sabiduría y en la sabiduría se refugiará la felicidad y la paz. No habrá más hambre, ni más guerras, ni más violencia, ni degradación, ni desesperación. Si alguien no entendiera ese mensaje, simplemente, saldría de ese reino creado por tí, sin dejar ningún tipo de rastro, disuelta su presencia en un mosaico de tonos azules que se funden con el cielo y se mezclan con las nubes. Aquellos necios, ciegos y sordos, volverán a la realidad de su negro mundo para seguir marcados y perseguidos por la oscuridad más letal que puede instalarse en el corazón de un ser humano.